sábado, 29 de octubre de 2011

S.i que lo H.e D.icho

Me he enamorado y no he podido ni he querido evitarlo, sucedió poco a poco, muy lentamente, de hecho, cada día que pasa me enamoro más de ti. Es como esa marea humana que se dirige  muy despacio a la plaza por calles adyacentes, hasta que esta se llena, y se desborda y la gente lo ocupa todo. Esa primera chispa que sentí cuando nuestras miradas se cruzaron, hoy es un incendio de dimensiones colosales que “amenaza” con quemarlo todo, mis esperanzas, sueños, ilusiones, mi vida…

Pero es imposible resistir esos ojos… ¿negros, marrones o mieles? Así los percibo, de una tonalidad y redescubriéndolos cada vez, atraviesan mi ser hasta clavarse en  mi corazón;  y el dibujo de tus labios que dan forma a tú expresión, a tus palabras y a tu sonrisa, ¡¡¡qué sonrisa!!! Sería capaz de derretir el hielo de los polos a poco que quisieras, imborrable, dulce, penetrante, me atrapa, envuelve, hipnotiza, me encandila; y tu personalidad… ¡¡¡ enamora!!! Eres inteligente, simpática, solidaria, alegre, honesta, dulce, justa, sincera, integra, sensible, lista, emotiva,  dialogante, cercana… guapa por fuera y guapa por dentro; y qué decir del contorno de tu cuerpo lleno de curvas infinitas, vertiginosas, dibujadas por tus caderas, tus sublimes pechos, y tus increíbles nalgas ¡¡¡qué belleza!!!

Al recordar el día que nuestros brazos se rozaron levemente, mientras buscabas una tirita para un leve corte en un dedo de mi mano derecha, un estremecimiento recorre todo mi cuerpo erizándome la piel, la raíz del pelo, disparando mis pulsaciones entre las piernas.

Como me gustaría disfrutar cada momento que vivo contigo, estaríamos persiguiendo estrellas cada anochecer,  viendo como los primeros rayos de sol rompen la noche; recorriendo senderos pedregosos que fluyen junto al lecho de un sinuoso rio, y que no llevan a ningún destino conocido pero que nos hacen aventurarnos uno en el otro; Tal vez nuestras vidas sean como esas paralelas que nunca llegan a cruzarse, o como esos números primos gemelos, que son casi sucesivos, pero que no pueden estar unidos porqué entre ellos siempre hay un numero par, el 11 y el 13, el 17 y el 19 … aun así, doy gracias a un dios en el que no creo, por haberte conocido, por poder disfrutar contigo un breve lapso de tiempo cada día de lunes a viernes, por compartir ideas, pensamientos, sueños e ilusiones, por hacerme participe de tus recuerdos, también de tus miedos, y de tus anhelos futuros, en los que tal vez esas paralelas que caminan a la vez lleguen a cruzarse y formen una sola línea; como dice mi idolatrado José Luis Sampedro, el maestro, en su libro el caballo desnudo, “ hay hombres que aman aun sin esperanza, solo con el alma”  yo hoy, soy uno de ellos.

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